Te veo cada día, estoy a tu lado y no soy capaz de decirte lo guapa que estás, de interesarme por ese problema que se que no te deja dormir, de reconocer que gracias a ti, es posible que pueda trabajar y desarrollar mi actividad cada día, de animarte a seguir adelante porque creo que lo haces muy bien. En cambio, es más sencillo que te transmita alguna queja, o alguna objeción, aunque muchas no tengan nada que ver contigo.
Este pasaje nos puede parecer estúpido, lejano, no es nuestro caso… pero, hagamos un minuto de reflexión, y analicemos cada momento con las personas que interactúan a diario con nosotros, individualicemos cada situación y mirémosla desde fuera con detenimiento… Posiblemente encontramos que ya no es tan estúpido ni lejano… todo lo que damos por hecho, nos ha dejado de sorprender y por tanto solo nos quejamos si no lo recibimos, pero nos olvidamos de dar las gracias por DISFRUTARLO cada día.
En diversas situaciones, bien por estrategia, bien por exceso de pudor, tendemos a esconder nuestras emociones y sentimientos positivos, no transmitimos lo que sentimos, es más, en infinidad de ocasiones actuamos de modo contrario para ni siquiera dar pistas, es un “deporte” habitual en la sociedad que nos rodea. Es el momento de empezar a cambiar esta situación, de transmitir y comunicar a los demás lo que sentimos, lo que nos agrada de ellos. Podemos empezar por nuestras relaciones más próximas, familia y amigos, y continuar ampliando círculos. Pruébalo, te garantizo que vas a notar la diferencia en tus relaciones, crearás vínculos que nunca habías imaginado y te vas a sentir… , prefiero que me lo cuentes tú.
No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz.
Madre Teresa de Calcuta.
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